Alrededor de la sangre

De color rojo brillante, o escarlata
su corazón es de agua,
un plasma amarillento
donde millones de células
trafican o atraviesan
nutren o arrastran.
Tiene un olor característico,
su relativa densidad oscila poco.
En el adulto sano, su volumen
es una onceava parte de su peso,
(ah, el peso de estos cuerpos que cargamos).
Un milímetro cúbico de ella
contiene cinco millones de corpúsculos,
transporta sales y sustancias
orgánicas
disueltas,
cuando cede su oxígeno, se azula.
Si en vano se derrama,
si a destiempo,
lleva en sus flujos la muerte y da la muerte
-ese otro río-
alrededor del cual edificamos
las casas y los templos
el cuartel y el hospicio,
las ferias y las cárceles,
los sueños del poder
-ese delirio que adormece las conciencias-
y el mítico poder de los que sueñan
porque al final, por fin, están despiertos
y divisan su aldea
desde la orilla más lejana
reconociéndola en las otras,
y hacen lo propio, lo que debe al fin hacerse
construir cada día
lentamente
a la luz y a la sombra
una nave grandiosa de altas velas
un arca blanca que nos salve del diluvio
que resista los vientos, las tormentas,
balsa del bien que a flote,
suspendida
nos lleve a anclar en el puerto de un destino
habitando en parejas, nuevos mundos
-ese otro río de las sangres indistintas-
ese fluido de las aguas hacia el centro
mar de la sangre,
único mar que nos soporta y nos circunda
desde el fin al principio
baño de sal que nos resarce en cada herida
casa y aldea
(si cada aldea es una y es la misma)
madre de pechos que han sangrado bajo el manto
piedad primera
agriada leche mezclada con azufre
de un cielo en llamas
piedad primera
en las cavernas, lacre de dioses
alfa y omega, sangre de todos
sangre única.

1 comentario:

S dijo...

Cauces de vida inundando nuestros cuerpos, que a veces parecen vacíos. Que ironía.

Preciosa, realmente bella tu poesía.

Besos de sangre fresca