Materia

Los álamos del borde
los que asoman
sobre el paredón curvo y gris
los álamos oscuros doblados por el viento
que la lluvia más delgada inclina, carga
como cargamos sobre la espalda, ciegos
inclinándonos sin razón aparente,
el presagio de una próxima desdicha
es cercana la muerte
no porque llegue un día
-forastera en el país-
sino porque nos canta
canciones de malsueño
desde el pequeño hueco de la cuna
corrompe
la belleza que vemos
de modo que al instante,
se descubra imperfecta
y aprendamos
a resignarnos a esa forma inacabada
en que se ven las cosas,
a estos ojos enfermos.

Círculos

..."El destino de un hombre es su aldea
su propio fuego y lo que cocina su mujer
sentarse delante de su puerta, al atardecer
y ver a su nieto y al nieto del vecino
jugando en el polvo, juntos."...

T.S.Eliot

Todo vuelve al brumoso Heráclito en el río
un círculo que anuda finales y principios
(en el nudo, los lazos se confunden)
El tiempo es el camino y el viajero que anda,
aquello que medita, la luz que sobrevuela su cabeza
desde un cielo ideal, las piedras y la arena
es ondas en el agua, alternancia de pares
un brillante intersticio
destello de memoria. (Esa grieta permite
distinguir lo que es propio)
y una nada translúcida, el olvido.
El alado pegaso de blanco lomo terso
porte absoluto de belleza
-es triunfo de las formas-
y la mácula, ese rastro que dice
del revolcón del polvo, la herida en la batalla.
Porque al fin la dureza, se enfrenta a la dulzura
y hay un daño recíproco, hay mixtura de sangres.
La plenitud traspasa la ceguera del ímpetu
y evoca a quien comprenda
la decadente carne, esa piel resumida
que sin tregua devoran, sin esfuerzo
los dientes de la joven impaciencia.
Aún si retrocede en la carrera, extenderá sus uñas al futuro,
llevando sobre sí esa mella redonda
el hiato indispensable, la marca de La Oscura
grabada en la insistencia de memorias u olvidos.
Rueda el empeño, cambia
el sentido del viento y ese suelo que pisas
el impulso del mar te regala la costa
de tu próximo exilio.


El sueño de la muerte, el de la vida.

No duerme el tiempo, amor
no descansa jamás el que nos sueña.

Hálito

El desliz
la yema de tu índice en el vidrio
escribes borras
sopor y bruma
en el juego de lo opaco y lo brillante
frío calor
dentro y afuera
un otro lado de las cosas, su mitad
lo que a partir del ventanal
se abra o se cierre.
La boca cerca
el nombre
desde un trazo invisible
te dibuja
su relieve es contorno de tu aliento

(un nombre escrito
queda escrito
cuando todo se borra alrededor)

Frotar
con el helado borde de las manos.
No llueve tanto,
es que las lluvias regresan muchas cosas
evanescentes o sutiles:
agua, vapores
reflejos de la luz
brillos, la huella
lo ignorado que es después, reconocido.
Sin intención
dejabas
-hace una larga hora-
de invocarla con signos.
Yace tu dedo inmóvil
no hay señales
sobre el frío cristal.
Estás al fin
-por que hay un fin-
desalentado.

Bocas

No me digas
lo que hubieses querido
decirme ayer, cuando callaste
no menciones siquiera
aquello que guardaste en lo profundo
ni me expliques
las razones de entonces,
la intención del ahora.
Nada de eso.
Nada de eso.
Nada.
Sólo contempla
-del modo en que lo hace quien medita-
quien detiene la imagen
en la urgencia absoluta de encontrar un sentido
la raíz
el núcleo de las cosas en el centro
de ése, su propio corazón que bate
como un motor en fuga
con estruendo
con humo
con dolor
y con sangre.
Sólo contempla
tu boca en el espejo transparente
del fluido mayor
mira
atento, circunspecto
el hueco donde habita
lo feroz y lo dulce
qué hierbas muerdes
qué venenos admites
qué río de hiel se escurre hacia tu vientre
qué besas, qué masticas
y qué dices
-qué cosas dices-
qué imágenes convocas
qué respiras, qué bebes, qué prometes
qué opiniones, qué dichos, qué conjuros
qué metáforas repites para otros
cuando escribes con tintas
indelebles y oscuras.
Mira tu boca muchos días
lo que inhala y escupe
después dirige los ojos lentamente
a las bocas cercanas
estudia el gesto
un segundo antes del sonido
del trago
del beso
comprenderás así
muchas cosas del hombre,
del mundo
del amor,
de los dioses.
Comprenderás entonces
(porque así se comprende)
casi todas las cosas.