Círculos

..."El destino de un hombre es su aldea
su propio fuego y lo que cocina su mujer
sentarse delante de su puerta, al atardecer
y ver a su nieto y al nieto del vecino
jugando en el polvo, juntos."...

T.S.Eliot

Todo vuelve al brumoso Heráclito en el río
un círculo que anuda finales y principios
(en el nudo, los lazos se confunden)
El tiempo es el camino y el viajero que anda,
aquello que medita, la luz que sobrevuela su cabeza
desde un cielo ideal, las piedras y la arena
es ondas en el agua, alternancia de pares
un brillante intersticio
destello de memoria. (Esa grieta permite
distinguir lo que es propio)
y una nada translúcida, el olvido.
El alado pegaso de blanco lomo terso
porte absoluto de belleza
-es triunfo de las formas-
y la mácula, ese rastro que dice
del revolcón del polvo, la herida en la batalla.
Porque al fin la dureza, se enfrenta a la dulzura
y hay un daño recíproco, hay mixtura de sangres.
La plenitud traspasa la ceguera del ímpetu
y evoca a quien comprenda
la decadente carne, esa piel resumida
que sin tregua devoran, sin esfuerzo
los dientes de la joven impaciencia.
Aún si retrocede en la carrera, extenderá sus uñas al futuro,
llevando sobre sí esa mella redonda
el hiato indispensable, la marca de La Oscura
grabada en la insistencia de memorias u olvidos.
Rueda el empeño, cambia
el sentido del viento y ese suelo que pisas
el impulso del mar te regala la costa
de tu próximo exilio.


El sueño de la muerte, el de la vida.

No duerme el tiempo, amor
no descansa jamás el que nos sueña.

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