Letras

¿Pensará en mí, con el adusto
rostro de los finales merecidos,
vibrará
al compás de una dulzura que se añeja?
La madurez del fruto
exhaló un hondo aroma intenso
que nos hizo, por fin,
bajar los ojos.
¿Verá,
como ahora presiento
-sólo temor
temblor estéril-
nuestra vida marchita?
Finos tallos vencidos
y un agua turbia
opacando el cristal.
Búcaro roto,
guárdanos
del torrente insensible del amor
guarécenos
debajo de tu alero de neblina
cuando soplen los vientos destructores,
ampara
las pequeñas y pasadas alegrías,
escucha
sí,
y perdona
con la sola indulgencia de tu saber de mí,
de él,
de cada uno,
esta plegaria atea más débil que los trazos,
la letra diminuta
con que escriben las lluvias.