Cruces

Cruzar
el umbral de lo visible
minar
la resistencia del misterio,
sabiéndolo perfecto
cerrado en lo invisible
que es su guía.
Por encima
de las cabezas del raptor
y la pupila
(presa de sí
de lo admirable)
el claro cielo del justo mediodía.
Los gritos
atraviesan la noche
los jardines
los ecos
del ahogado Narciso en su embeleso
el rapto del sentido
que resiste en el cuerpo
se ve, se huele, se oye , se habla o gusta
late en el sexo
detenido largamente en los umbrales
reteniendo
lo que huye de las manos otra vez.
Cada vez
que se mira mirar
vuelve el espejo
representando lo que el mundo representa
su teatro engañoso.
Pero hay pactos de amor
hay raptos de deseo
hay aquéllo que termina y lo infinito.
Silencio
este umbral es el único paso:
y más allá no vemos.
No hay raptor,
el enamorado toma
a la niña de sus ojos,
la lleva hasta el umbral
que deberán cruzar
cada cual a su tiempo.
Su gesto apaga el grito
todo tiene
la dirección correcta:
todo crece al final, hacia lo alto
dulcemente
como se elevan las promesas en las bodas
o se recita una última oración
en el umbral de la memoria de los vivos
por el alma que viaja.

2 comentarios:

S dijo...

toda muerte es en sí resurreción.

Hoy leía sobre eso,
y ahora leo sobre esto...

Un Narciso desprolijo
hoy murió también en mi.

Y casi sin querer aquí volví...

Abrazo, había olvidado lo lindo de esta isla...

Anónimo dijo...

La continuidad, la circularidad, el lazo que anuda principio y fin. ¿Cómo es eso del Narciso desprolijo?