Semejante y amigo


Ahí estabas
oculto y ascendido como un árbol
hecho de agua y de horas
ése eras
el alto y el profundo
amante de un retazo
de cielo despejado
tu coro de sirenas
cantaba desde el suave
resuello de los vientos
en las ramas más altas de un olivo dorado
caías
misterioso, fatal
desencadenado
sobre una blanca franja de tierra estéril
-la sequía es tan vieja
que ha arrastrado los nombres-
nadie pronuncia ahora
llanto, río, lloviznas
sudor, saliva, océano
aquí ya nadie sabe
qué dicen las palabras
qué auguran o qué evocan
si tus labios han sido
el más seguro sello que las guarda
no te han visto, no pueden
comprender esos signos
que tallaste en la piedra.

Yo también estoy sola
aunque a veces presiento un dolor conocido
veo tu sombra guiando
la diestra de mi sombra
lo que cifro y descifras
entre el uno y el tres
cada vez, cada día.

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